"...Me sorprendía que el tiempo fuera capaz de alterar su ritmo sin dar cuentas a nadie: minutos que parecen durar toda una eternidad, años que transcurren en un soplo, segundos para tomar una decisión que puede cambiarlo todo o echar por la borda tantos esfuerzos, meses perdidos en los que no pasa nada...
Como el viento al velero, el tiempo nos movía aquí y allá, ahora vendaval, luego calma chicha, después brisa, más tarde huracán, llevándose por delante las hojas del calendario como si tal cosa...."
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